A quién no le va a gustar trabajar en una terraza con vistas al mar.
He, a quién.
Ser nómada digital no es algo que decides un día al leer un artículo en la revista emprendedores.
Cuando no eres realmente consciente de que trabajas, trabajar es una tarea más, como leer un libro, escribir o cuidar del huerto.
De repente, en tu tiempo libre, en un avión con destino Nueva York te encuentras con el portátil abierto preparando la presentación de un pdf para un proyecto.
Todo esto también gracias a que cada vez es más fácil la deslocalización para el trabajo en remoto.
Pero esto no siempre fue así, en digital.
Antes del nómada digital, estuvo el nómada.
Un viajero con una libreta o una máquina de escribir a cuestas que se aislaba en algún lugar remoto a escribir una novela de éxito.
Un dibujante de comic que podía lograr la inspiración un domingo por la tarde sentado haciendo picnic en un lago.
Un pintor que iba de puerto en puerto ganándose la vida con sus cuadros.
Le mentalidad nómada nos permite desencadenarnos de un sitio.
Ser más freelance y tener una agilidad tremenda en cuánto al tiempo y el espacio en el trabajo.
Cuando vine a Madrid, recuerdo subir al avión con un imac de 24″ debajo del brazo.
Un enorme ordenador que pesaba lo suyo, y que necesitaba para trabajar.
Gracias a que el asiento de al lado estaba vacío, pude ir más cómodo, pero recuerdo ese momento como el mito de Sisifo y la piedra.
Con el tiempo, en 2014, compré uno de 27″ y cada vez que tenía que moverlo era una odisea.
Hice unas 4 o 5 mudanzas y la mesa de escritorio con el ordenador era muy complicado.
Pero hasta entonces pensaba que la potencia de un ordenador portátil no llegaba a suplantar a la de un ordenador de sobremesa.
Cuando dimos este tema en el colegio, siempre hablaban del sedentarismo como algo malo.
¡Había que moverse!
Yo recuerdo estudiar esto y pensar en los Vikingos, inconformistas por naturaleza buscando siempre nuevas tierras donde progresar y cultivar raíces.
Con toda la cultura, el conocimiento, las herramientas, la familia, los amigos a cuestas viajando y adaptándose a nuevos retos de vida.
El nómada debe tener esa flexibilidad de adaptación, logrando adaptarse a su entorno y no al contrario.
Ahora, hoy en día te puedo asegurar que nunca jamás en mi vida había trabajado con una agilidad tan dinámica.
Pues, aunque he intentado mudarme a otro coworking con el imac de 27″ y continuar en un puesto fijo, los cambios del mercado me han hecho desaprender rápidamente y tener que adaptarme.
Los puestos fijos ahora son siempre hotdesk, donde llegas con tus cosas y usas el puesto que tengas libre.
Tienes taquilla si, pero muchos centros de trabajo disponibles donde poder ir cada vez que quieras.
Y este cambio ha durado desde Enero a Mayo de 2023.
Ha supuesto un antes y un después.
Lo intenté en 2017, pues compré un macbook air por la necesidad de trabajar fuera del coworking.
Nos íbamos de viaje a Navarra, y ahí estaba yo en los ratos libres trabajando.
Nos íbamos a Irlanda y ahí estaba yo a primeras horas de la mañana revisando emails, revisando publicaciones y revisando las cuentas.
Nos íbamos a Lanzarote, Fuerteventura, Galicia, Las Palmas, Dinamarca, Inglaterra, Finlandia, Eslovenia, etc y siempre con el portátil en el rato del aeropuerto, en las noches rendido en la habitación, por la mañana temprano trabajando.
Lo curioso es que en ninguna ocasión era por obligación, sino por pura rutina de tareas que están ya planificadas y organizadas.
A lo largo de todos estos años he estado trabajando en diferentes lugares, y aunque en ocasiones tengo la necesidad de trabajar en casa, no es lo normal.
Puede que un día cada dos semanas tenga la necesidad de teletrabajar en casa.
Lo normal es ir a un lugar siempre fijo, al coworking.
Aunque pienses que trabajar en una cafetería está bien, lo ideal es medir tu productividad para saber dónde tienes mayor nivel de concentración y haces más en menos.
He visto gente trabajando en una camper, he visto gente trabajando en un albergue vacacional durante meses, he visto gente que se muda al campo o a la costa a trabajar.
Y está bien.
Pero lo que realmente me funciona a mi es ir a un mismo sitio con ambiente de trabajo.
Además del ambiente, es importante tener un espacio agradable donde mantener reuniones online o de teléfono, que te permitan esa concentración y dedicación que otro lugar no te da.
En todos estos años he estado en The Garden Space – Beelab Coworking – Lexintong – Work in Cholas – Loom – Utopicus – Spaces – We Work – GOCoworking – Núcleo…
Made with 💛 from Canarias // Madrid
Durante los últimos 10 años. Freelance since 2014
¿Qué he aprendido?
Pues que ser nómada digital no significa que tengas una mochila con el ordenador.
Que tengas que ponerte a trabajar 24/7.
Que no necesitas una mesa, un horario o la playa de fondo.
Es más, para ser un buen nómada debes conseguir descentralizar las tareas. Conocer el tejido empresarial de tus clientes y colaborar abiertamente con otros profesionales en proyectos.
Tener Software online que te permita acceder desde cualquier lugar y cualquier dispositivo.
Disponer de las automatizaciones necesarias para ir varios pasos por delante de tus clientes y proveedores.
Que no te requiera estar pendiente y aún así, estés disponible.
Conclusión
La filosofía de nómada digital te debería permitir continuar trabajar en otro lugar sin necesidad de llevar nada contigo.
Donde el potencial de la tecnología unido al conocimiento te permitan esa libertad.
Viajar, alquilar un equipo (ordenador, móvil, tarjeta sim), alquilar un lugar, un espacio y disfrutar/trabajar.
No eres de ningún sitio, no tienes nada, este estilo y esta filosofía te permite poder improvisar y trabajar con mucha libertad.
Pero no confundir con el teletrabajo, en donde tienes que indicar a la empresa siempre desde dónde trabajas, sobre todo por temas de seguridad laboral, además fichar cada mañana y cumplir con un horario.
A diferencia, el estilo nómada no es estar continuamente desplazándote, sino poder estar 3 meses intensivos en un lugar sin la condición de requerir estar ahí para trabajar.
Es una utopía, pues la palabra nos lleva a ese trabajador en la terraza de un airbnb en la misma avenida de la Playa de Las Canteras, aunque la realidad es que para llegar a estar ahí, hay un recorrido y adaptación previa en cultura y rutina profesional.