Compré billete por 5€ en Ryanair y terminé perdiendo 100€

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Hace muchos años, casi unos 20, estaba de Erasmus en Alemania cuando unos compañeros me chivaron que habían encontrado un vuelo desde una pequeñita ciudad al lado nuestro que tenía vuelo hasta Londres y el billete costaba 5€. 

Todavía me acuerdo de aquel momento tan extraño, había encontrado un billete a 5 euros y lo compré. ¿Te da más seguridad volar pagando 100€ que 5€ por un billete?

¿Cómo es posible que esta empresa gane dinero?

Era un precio surrealista por volar a otro país, tanto que incluso el plato de espaguetis que ofrecían a bordo costaba más que mi asiento. Miré la carta y ponía 8€ el plato de espaguetis y pensé oh vaya, es más caro que el billete.

Eso era muy raro y a veces pensaba en que lo barato era el billete, todo lo demás venía con letra pequeña.

Una época, no sé si lo siguen haciendo, que te obligaban a imprimir el billete o sino tenías que pagar un extra. Luego esa estructura que inventaron para controlar el tamaño máximo de la maleta que podías subir. O esa gente antisistemas que se forraban de miles de capas de ropa para entrar en el avión con una mochila pequeña y que pudieran volar con ropa para el viaje.

En esa época, volar con ellos era un espectáculo paralelo.

Sonaban las rifas por megafonía, para comprar boletos de la empresa para un sorteo o algo asíi, luego desfilaban perfumes como si el pasillo fuera un escaparate ambulante, y la azafata de turno parecía más una locutora de radio comercial que parte de la tripulación. 

El avión convertido en mercadillo con alas

La experiencia tenía algo de incómodo y entrañable a la vez. Entrañable porque yo no me gasté más de esos 5 euros, aunque intentaran por mil modos sacarte más dinero.

Es cierto que viajas apretado, sin espacio, pero con la sensación de que estabas aprovechando el viaje al máximo. Porque al final, lo que importaba era llegar, y llegar muy barato.

Con los años, la compañía ha cambiado un poco su estrategia. Aunque si te soy sincero, hace ya muchos años que no vuelo con ellos.

Se supone que ahora ya no es tan agresiva esa venta en cabina, ahora se juega más con el marketing digital, con esas respuestas horribles que buscan la polémica en redes, con mensajes para viralizar. El famoso “cobrar por ir al baño” o la idea de “pagar por tu propio peso corporal” son ejemplos claros de esa comunicación irónica, a medio camino entre la provocación y el estudio de mercado encubierto.

Volé dos o tres veces más después de ese vuelo, por precios ridículos como 30euros ida y vuelta. 

Pero en la Semana Santa de 2020 habíamos comprado unos billetes con ellos, un destino muy común y normal pero que la diferencia de precio era considerable, pero en esta ocasión pude vivir la agonía de tratar con una empresa que es un horror burocrático para gestionar cualquier crisis o incidencia.

Esa experiencia marcó un, «se acabó, ya nunca más» definitivo porque fue la gota que colmó el vaso. Me da exactamente igual que cierren sus bases en Canarias, Galicia o donde quieran irse o venir la verdad, conmigo no cuentan.

Lo curioso es que, por muy absurdas que parezcan algunas de estas propuestas, la gente las comenta, las comparte y las critica. Ahí está la clave, pues mantienen a la empresa en la conversación. Porque saben que, en el fondo, todos terminan mirando sus precios antes de reservar un vuelo.

La reflexión que me queda después de tantos años es que Ryanair es una especie de espejo de cómo ha cambiado nuestra forma de consumir viajes.

En una entrevista que le hicieron a Gaby Castellanos, una de las pioneras del marketing, contó la experiencia que tuvo con la implementación de una web con compra online para una agencia de viajes y ese cliente que fue la primera persona en España en comprar online un billete de avión.

Depende de tu edad y tu experiencia con la tecnología habrás notado o no el cambio

Yo nunca jamás imaginé que pudiera comprar un billete de avión directamente en la misma compañía con el móvil. Y eso, desde ese mismo momento en que una persona se saltó todo el sistema y compró el billete, fue un parpadeo. Imagina que Amadeus, ese software que se tenían que estudiar para poder comprar y cuadrar los vuelos de avión, pasaba a un segundo plano, ahora el asiento ya no pasaba por la agencia de viajes, ni por una plataforma de comparación y venta de billetes como edreams, tubillete, sino que llega directamente a la mano del cliente y es el cliente quien lo hace absolutamente todo, comprar el billete, hacer el checkin, llevar el billete en el móvil, incluso facturar la maleta uno mismo, pues en algunos aeropuertos como en el de Finlandia existen los autochecking de maletas donde tu mismo pones la maleta en la cinta con tu precinto.

 

¿Y por qué perdiste 100 euros?

Como verás en el título, digo que compré por 5 pero perdí 100, y es que hace unos meses compré un billete por 100 euros ida y vuelta a Mallorca para un evento que se canceló, y cuando hablé con la empresa para gestionar esto me dijeron que si yo pensaba que eran una tienda de ropa que se pudiera devolver el billete. 

Así que perdí esos 100euros por haber elegido esta compañía «lowcost».

Pues otras compañían, tienen políticas diferentes en donde te los canjean por bonos para un próximo vuelo o cambian las fechas con un ajuste del precio o buscan la solución.

Aunque te seré sincero, yo que he volado con varias compañías cuando salió esa idea de cobrar por elegir asiento me pensaba que nunca jamas otras empresas con una buena reputación de marca pudieran implementar semejante estupidez, pensaba que eso son tonterías de las lowcost, que Aireuropa o Iberia jamás se bajarían los pantalones adaptando sus políticas de esa manera, copiando a una empresa con tan mala fama como Ryanair. 

Pues lo hicieron, y no solo eso, sino que al final cuando se trata de ideas que pueden aumentar la rentabilidad de un vuelo, a las empresas parece que les da igual sacrificar el bienestar o experiencia de los clientes y solo hacen números a ver cuántas personas encajan y a qué precio.

Espero al menos no ver nunca a una empresa de estas respondiendo mensajes o publicando de esa manera por redes sociales.

Al final, pasamos de aceptar rifas en el aire y discursos para vender colonias, a quejarnos por pagar 40 euros extra por una maleta, mientras seguimos celebrando el chollo de volar de Madrid a Roma por menos de lo que cuesta una cena.

El otro día me veía un video viral de una persona a la que le querían cobrar por una maleta extra o un peso extra y él quería pagar con tarjeta y en la compañía decían que no se podía, que debía ser en efectivo. Vamos, que no tenían ni implementado bien el sistema ni nada. Es como si fueran improvisando.

Conclusión

No es ninguna sorpresa, ya esto lo sabes porque lo hemos comentado en otros post del blog, al final, el valor no está solo en el precio del billete, sino en la experiencia que se queda en tu memoria. Ese contraste entre lo barato y lo absurdo, entre lo incómodo y lo inolvidable, es lo que convierte a Ryanair en una mala historia personal de millones de viajeros europeos.